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viernes, 30 de diciembre de 2011

LUKE HOWARD Y LAS NUBES ( I )

A pesar del interés de los sabios griegos en la antigüedad, hubo que esperar hasta el año 1802 para disponer de una clasificación completa de las nubes. Fué la de François Lamarck la primera de las relaciones de tipos de nubes que se hizo en la historia, que quedaban agrupadas en nubes opacas, en velo, aborregadas, ampulosas, de tormenta, etc. Pero tuvo la torpeza de publicar al mismo tiempo un ensayo de la influencia de la luna sobre el tiempo, con lo cual todo su trabajo fué rechazado. Tampoco tuvo éxito Lamarck en su teoría sobre la evolución de las especies.

La corriente científica del siglo XVIII

A finales del siglo XVIII hubo un enorme interés por el entorno que rodeaba al hombre. En lo que se conoce como "el siglo de las luces", durante el periodo de "La Ilustración", los temas referidos a las ciencias o a la naturaleza experimentaron un impulso creciente. Fué la época de los grandes viajes de exploración y de algunos de los últimos descubrimientos realizados por el hombre. En sus singladuras por los mares y tierras desconocidos hasta entonces, los barcos cargaban con nuevas especies de animales y plantas. El objetivo no era otro que el afán por clasificar y determinar los nuevos descubrimientos, esquematizar las nuevas manifestaciones de la naturaleza y poner un poco de orden en los trabajos de estudio y clasificación de los nuevos hallazgos, ya fueran seres vivos, plantas o minerales.

Una de los aspectos que había presentado mayores dificultades era el de catalogar los diferentes aspectos que presentaban las nubes. Las innumerables formas, texturas y colores de éstas, eran parte de los problemas a los que se enfrentaban los científicos de aquel tiempo que trataban por todos los medios de arrojar un poco de luz sobre el tema.

Surgió en ése momento la figura de un botánico, el sueco Carl von Linné, quien propuso para la calsificación de cualquier elemento una nomenclatura latina basada en dos nombres; el primero haría referencia al género y el segundo a la especie. Por la misma época también aparece el francés Lamarck. Interesado en la botánica y la meteorología, lo cierto es que sus tesis para inventariar los nuevos descubrimientos en referencia a los animales y plantas, no tuvieron mucho éxito, siendo rechazadas por los sabios de la época. En el tema que nos ocupa hoy, el de las nubes, su clasificación fué un completo fracaso pues carecia de precisión, además de utilizar nombres en francés muy vinculados a las labores del campo. Y sin embargo no todo fué en contra de Lamarck, pues aún hoy en día se sigue utilizando la escala de altitud a la que aparecen algunos tipos de nubes.

La figura de Luke Howard

En noviembre de 1772 nace en la ciudad de Londres Luke Howard, primogénito de Elizabeth y Robert Howard. Fué enviado a estudiar a una gran escuela primaria situada en Burford, cerca de Oxford y desde muy niño se sintió atraído por la naturaleza y el clima. Su fascinación por las nubes surgió en 1783 debido a los increíbles cielos que se presentaron en aquel año, fruto de las erupciones volcánicas que tuvieron lugar en Islandia y Japón. Además de aquella capa de ceniza volcánica suspendida en la atmósfera, un gran meteorito cruzó el cielo de la Europa Occidental en la noche del 18 de agosto de 1783. Howard, con tan sólo 11 años pudo contemplarlo, y aquel espectáculo no hizo sino afianzar aún más su pasión por la naturaleza.

Luke Howard, el "padrino de las nubes" (1772 - 1864)

Tras aparecer las tesis de clasificación de las nubes ideadas por Lamarck, en diciembre de 1802, Luke Howard presentó a la Sociedad Askesiana, un club de debates londinense del que era miembro fundador, un trabajo titulado "Sobre la Modificación de las Nubes". Proponía identificar varias categorías simples dentro de la complejidad de sus formas . Su gran acierto fue darles nombres latinos, como lo había hecho Linné con los reinos vegetal y animal. El latín era el idioma de los académicos, que trascendía fronteras nacionales y barreras lingüísticas. Los nombres de Howard eran comprensibles para todas las culturas de Occidente y algunas de Oriente, donde la Iglesia Católica había introducido el latín. Además, su sistema era más simple y completo.
 
Luke Howard creía que todas las nubes pertenecían a tres grupos:
  • Cumulus (cúmulo o montón en latín): Montones convexos o cónicos, incrementándose hacia arriba desde una base horizontal.
  • Stratus (estrato o capa en latín): Una capa horizontal ampliamente extendida, incrementándose desde abajo.
  • Cirrus (rizo o bucle en latín): Fibras paralelas y flexibles, que pueden extenderse en una o varias direcciones.
Cúmulos, cirros y estratos fué la primera clasificación que Luke Howard hizo de los tipos de nubes
  
Para denotar una nube en el acto de condensarse en lluvia, granizo o nieve, añadió una cuarta categoría.
  • Nimbus (lluvia en latín): Una nube de lluvia o sistema de nubes desde el cual está cayendo lluvia.
El nimboestrato es la nube asociada a  la lluvia persistente

Las nubes también pueden alterar su forma y conjuntarse, en combinaciones como Cumulo-stratus, Cirro-cumulus y Cirro-stratus. Posteriormente, algunas formas recibieron nombres para designar su "especie", como: Cumulus congestus, Cirrus uncinus, Stratus nebulosus. El trabajo de Luke Howard impresionó a aquellos interesados en el cielo y su sistema de clasificación fue aceptado rápidamente en Gran Bretaña y otros países. 

En reconocimiento a sus contribuciones a la meteorología, la Real Sociedad eligió como socio al meteorólogo aficionado Luke Howard en 1821. Se unió a la Sociedad Meteorológica Británica en 1850.



Sin embargo la gran cuestión era saber si había el mismo tipo de nubes en el conjunto del planeta. Para ello, el meteorólogo británico Abercromby realizó la vuelta al mundo en 1887, cincuenta años después de que lo hiciese Darwin para los animales, y constató que las nubes eran las mismas en todo el mundo. La clasificación realizada por Howard fué modificada ligeramente y se recomendó en la Conferencia Internacional de Munich, en 1891. El primera Atlas Internacional de Nubes, colección de forografías y descripciones de nubes, vio la luz en 1896. Y, a partir de ése momento sirvió como referencia para todos los servicios meteorológicos.

Fuente: Wikipedia




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